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Era el 1 de mayo. Anduvimos de pueblo en pueblo por la Sierra Norte de Guadalajara.
Esta foto está hecha en Campillejo, en cuyo bar hacen una tortilla de patata estupenda.
Así de resplandeciente lucía el campo.
Azul del cielo, azul del mar.
Alto azul, profundo azul.
Además de su amplio espacio, si algo destaca en esta bonita plaza, es su luz.
La luz de Lisboa es especial.
La Naturaleza a sus anchas.
Impresionantes son las cascadas que vamos encontrando según subimos al Circo de Soaso (1.800 m).
Ésta es las del Estrecho, a 1.480 m, que, como se puede observar, desborda belleza.
El mismo sitio, los mismos árboles, la misma charca, otro momento.
Otro capricho en un día de tormenta.
Un capricho de la Naturaleza.
Por el camino, no dejan la ida por la venida. Todos quieren llegar al final y disfrutar del
espectáculo. Luego vuelven y lo cuentan, o callan...
El Domingo de Ramos en Valverde de los Arroyos tiene como curiosidad que, ya que por su clima no tiene olivos, los ramos los hacen de acebo.
Megaesculturas en los Museos Capitoinos de Roma.
¡Cualquiera de negaba...!
Monumento a los descubridores, en Belem, Lisboa.
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