Para ver mejor cada foto, haz click en ella y se ampliará.
Otra vista, desde Seegrube, de la cumbre de Hafelekar, en la que podemos ver la estación del teleférico y la cabina haciendo su recorrido.
En seta imagen podemos apreciar la pendiente tan pronunciada del terreno.
Desde Bergisel esta es la imagen que nos ofrece la capital del Tirol. Al fondo, debajo y detrás de las nubes, podemos ver la Nordkette, la cordillera que por el norte protege a Innsbruck, paralela al río Eno que atraviesa la ciudad.
Lo impresionante de esta tierra es la verticalidad de sus montañas: Innsbruck está a algo más de 500 metros sobre el nivel del mar y las cumbres de las montañas, relativamente cercanas, pasan de 2300 metros. Parecen estar casi encima de uno, accesibles por cualquier medio.
Sí, juntos cielo y tierra, nubes y montañas.
Esta foto está hecha desde el mirador del trampolín olímpico de Bergisel en Innsbruck. Es uno de los picos de la cordillera que por el norte flanquea la capital del Tirol.
Por cierto, si alguien sabe cuál es el pico, que me lo diga.
Tres montañeros suben desde el refugio de Seegrube (1905 m) hasta la cima de Hafelekarspitze (2334 m) oculta por las nubes que pasaban sin detenerse mucho con nosotros.
El reto está en encontrar a los tres caminantes, especialmente al tercero. La pequeñez de las figuras nos da idea de la magnificencia de las montañas.
Otra vez cerca del Cielo.
Descarado, como todos ellos, paseaba entre las flores.
Milán. El Duomo. Visita a lo más alto, casi, de esta maravilla de la
arquitectura gótica. Más de dosmil estatuas están conveniente y
artísticamente colocadas en el exterior.
Te sientes privilegiado por estar allí arriba rodeado de tanta
belleza. Se diría que ahí empieza el Cielo...
Unos momentos de estar sólo con uno mismo.