Un pie de gigante se
diría. Y gigante es si estamos a su lado. Un gigante que se agarra a
la tierra que lo vio nacer. Se sujeta a ella y a ella la mantiene.
Más, mucho más
pequeños somos nosotros y a veces la ignoramos, no la
mantenemos, la despreciamos, creyéndonos más fuertes, como si no
fuera necesaria para nuestra vida.
Aprendamos de este
simple, enorme, bonito y erguido árbol que sin decir palabra nos
grita con fuerza.
¡Escúchalo!