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Sol y frío tuvimos ayer domingo.
Mucha gente se echó al monte a buscar setas y, entre otras, nos encontramos con estas dos elevadas por encima de una piña, como si no quisieran perderse nada. Tienen poco tiempo y no lo pierden.
Cuando estás bajo estas magníficas nubes te sientes pequeño de verdad. Es la Naturaleza. Aquí puso Dios al hombre pero por mucho que nos empeñemos, por mucho que sepamos, por mucho mucho mucho, nada de nada podemos ante esta tremenda manifestación de fuerza.
¿No será mejor adaptarse a las condiciones en lugar de enfrentarse a ellas?
Escuchemos al viento, miremos la tierra, sintamos el agua y, sobre todo, disfrutemos que son cuatro días, que estamos de paso.
Había llovido durante el día y la noche estaba tranquila. Presagio del
buen día siguiente.
Era la del 12 de octubre pasado. Aprovechamos los días de fiesta para escaparnos a una casita rural, concretamente la de
"El Cárabo" en Valverde de los Arroyos, y pasar un fin de semana largo.
Una maravilla. Una casita de una planta con todo lo necesario, limpia, amplia, acogedora y con jacuzzi y chimenea...¿qué más se puede pedir?
No hace falta pedir, te lo dan de serie: la atención de Mábel y Ramón, el bizcocho de Soledad. Vamos, que repetiremos.
Robles, castaños, helechos, setas como las que vemos, pajarillos, humedad que se olía,... más que encantado, encantador.
El espectáculo era ecuestre y de danza española: un gusto disfrtarlo.
Un precioso ejemplar de caballo tordo. Participó el 8 de septiembre en un espectáculo de doma en la plaza de toros de Guadalajara.
Seguimos en amarillo, pero ahora total. Son unas margaritas, florecidas en agosto, que vi y fotografié junto al río Lillas, dentro del Hayedo de Tejera Negra, en el Parque Natural de la Sierra Norte de Guadalajara.
Ahí están, que os gusten.