…¡verdes?
Así eran. Y esta florecilla allí, pequeña, callada, ponía su puntito de color malva. Achicoria quizás.
En el imponente sembrado las plantas silvestres buscan el sol, por pequeñas que sean.
Una vez más, la Naturaleza puede al hombre. El hombre sólo es Hombre cuando cree que la naturaleza es Naturaleza y él es un ser más. El más importante por su poder, pero también por el daño que puede llegar a hacer.
Cuidémosla, somos parte de ella.
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