La bolita verde no lo es en realdad. Solo es la impresión que dan sus carnosas hojas.
Ahí estaba, impasible, con su montoncito de nieve sobre ella. No era la única, había otras de la misma planta y cada una con su poquito de nieve. Con el frío que hacía, no parecían afectadas. También brotaban las ramas de un roble caído.
Estaba a pocos metros del arroyo helado y la cascada de los vídeos que puse hace unos días.
La fuerza de la Naturaleza, una vez más, todo lo puede.
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