... Estaba la tarde gris. Nevaba para nuestro gozo. Teñíanse de blanco las verdes jaras y parecía no ir a parar.
Hasta los brezos en flor sujetaban la nieve. Pero...
¡era primavera! Salió el sol casi tan rápido como blanqueó la pradera. Los chavales pusiéronse a jugar al fútbol, quizás emulando a sus ídolos en otros campos con más público, pero con mucho menos encanto.
Limpia quedó la plaza y así, la torre de la iglesia. Ahora deslumbraban los azules cielos del macizo de Ayllón.
Y hasta los árbloles parecieron reavivar sus colores,
ya fueran rosas
o blancos cerezos.
...Continuará
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