Hablaba yo ayer con mis amigos Roberto Quevedo (@RobertoQueved10), Rafael Montemayor (@Luthier_Rafael) y Andrés Pérez (@CORNICULATUS)
por Twitter de lo cerca de la Península Ibérica que está pasando el
huracán Ophelia, de lo bien controlada que tenemos su trayectoria
(incluso con predicción de horas), su intensidad... Los barcos que se
hacen a la mar pueden saber todo eso y no acercarse a él. La tecnología
nos lo permite.
Pero
me ha surgido la duda de cómo capeaban el temporal hace un siglo o más.
No disponían de tanta información antes de salir a navegar y si ya
estaban en alta mar, aunque vieran el cambio del tiempo, las maniobras
de un navío son lentas, por lo que imagino que su vagar por los dominios
de Neptuno quedaría sujeto a la experiencia previa y la pericia, con
una buena ración de valentía.
Dos
ejemplos os presento de barcos singulares. Ambos los vi en Oslo, Noruega, el
año pasado, pero los dos en el dique seco, por ser motivo de museo,
culto y admiración de los que en ellos viajaron.
El
primero es el barco vikingo. Barco a remo y velas. Es un barco muy poco
profundo porque, si en su travesía era necesario, podían remolcarlo
tierra adentro hasta encontrar otra vez el mar onavegar por los ríos. Los vikingos era un
pueblo muy viajero y, a falta de GPS, pensaban y solucionaban.
Este ejenplar se encuentra en el Museo de los Barcos Vikingos en un magnífico estado de conservación.
Éste es el detalle de su proa en la que podemos admirar el labrado de la madera. Un trabajo admirable.
El
segundo se llama Fram, "Adelante" en noruego. Probablemente sea el
barco de madera más resistente que se ha construido. Es una goleta de
tres mástiles que cuenta también con un motor de vapor. Su diseño es tal que, atrapado por el
hielo, tenía que flotar con la placa y desplazarse más al norte, sin
colapsar como ocurría con los otros de su época. Este barco estuvo en el
Polo Sur y en le Polo Norte. Sus más renombrados capitanes fueron:
Fridtjof Nansen, Otto Sverdrup y Roald Amundsen.
Podemos visitarlo en el Museo del Fram.
Podemos visitarlo en el Museo del Fram.
Aquí vemos un detalle de la proa.
La campana.
Los tres mástiles y los botes salvavidas.
2 comentarios:
Imagino que debía ser toda una aventura! Otro no olvidemos que sus dioses y diosas les iban protegiendo en el ultramar.
Fantásticas fotografías, Alberto!
Un abrazote!
Pues sí, Rafa. Ellos se embarcaban como notros cogemos el autobús.
Muchas gracias.
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