Vimos en enero
las Chorreras de Despeñalagua como hacía muchos años, por la cantidad de agua
que tenían. El mes pasado las disfrutamos desde otro sitio que, aunque no con
tanta agua, impresionaban más aún.
Subimos hasta
la altura desde la que aparecen precipitándose, con algún escalón, en caída de
más de cincuenta metros.
Nos asomamos y
se veían diminutos los que hasta sus pies llegaron.
No hay comentarios:
Publicar un comentario